La Camarista. El drama de subir de nivel.



Ha sido una constante en las películas mexicanas retratar ese terreno de las injusticias en los diferentes ámbitos de la sociedad. Los de arriba y los de abajo, los que deciden cómo deben ser y hacerse las cosas; el de los ineficientes recompensados ante los que destacan por sus esfuerzos desapercibidos. Y esa constante ha encontrado diversas maneras de contarse, algunas de ellas sensibles y brillantes.

Como el caso de Evelia, una mujer joven que trabaja como camarista en un lujoso hotel de la Ciudad de México. La conocimos porque la vimos entrar a una de las habitaciones que ha quedado hecha una porquería, un completo desorden. No sabe por dónde empezar. El desastre es tal, que no se percató que debajo de las sábanas aún se encontraba un hombre adulto, semi desnudo, de esos ricachones que se fueron de juerga. Ella le habla pero éste la ignora. Y esa primera secuencia define justo el ambiente donde va a desarrollarse nuestro personaje.

Se trata de La Camarista (2018), el espléndido debut como realizadora de la mexicana Lila Avilés, que consigue reflejar este mundo citado de injusticias, si bien con cierta sensibilidad, también lo hace de manera frontal

Gabriela Cartol es Evelia, la camarista, madre soltera de un menor al que sólo conocemos por teléfono, pues ella trabaja horas extras para mejorar su situación económica y conseguir un mejor puesto.

Evelia es recolectora de pequeños objetos que guarda con afecto, es minuciosa, atiende los pequeños detalles, y los comparte con nosotros a través de planos definidos, y visualmente elegantes de Carlos Rossini, reconocido con el Ariel a la mejor fotografía por este trabajo.

Ella desea con anhelo un vestido rojo encontrado y no reclamado en manos de su jefa que la tiene dando vueltas; quiere ascender de limpiar el piso 23 al 42 porque es el piso del estatus y el prestigio; recorremos con ella personajes como su disque aliada Minitoy (Teresa Sánchez); y su fiel enamorado que le dibuja corazones mientras limpia las ventanas del exterior.

Evelia puede entrar ahí, a las familias rotas o descompuestas. A cuidar el bebé de una mujer originaria de Argentina, que bien un día puede compartirle charlas en la intimidad y al otro día la puede pasar desapercibida. Como aquel licuado de plátano que Cleo debe preparar después de salvar la vida de aquellos niños en la Roma (2018) de Alfonso Cuarón.

Pero aquella Cleo y esta Evelia no pierden la esencia. Lila tiene la sensibilidad de retratar el estado emocional de Evelia y compartirlo, de explorar su temperamento, de identificarnos, de situarnos en el México de las grandes injusticias y los pequeños triunfos. De que cada uno busquemos ante las adversidades situarnos en el piso 42.

La Camarista se estrenó en México en el 2018, un buen año para la cinematografía mexicana, derivado de trabajos como éste. Lila Avilés ganó el Ariel a mejor Opera Prima por esta película que ya puede verse a partir de este julio de 2022 en la plataforma de MUBI. Recomendable por mucho.

Título original: La camarista
Año: 2018
Duración: 102 min.
País: México
Dirección: Lila Avilés
Guion: Lila Avilés, Juan Carlos Marquéz
Fotografía: Carlos Rossini
Reparto: Gabriela Cartol, Teresa Sánchez, Agustina Quinci, Alán Uribe.




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