Titane: Alexia no está allí
Alexia empieza a bailar con un hombre, un bombero con quien vive. No es su pareja, es su padre, ya que se hizo pasar por el hijo extraviado del bombero.
La canción que bailan es She’s no there de The Zombies. Literalmente se traduce como Ella no está allí. Mientras la letra es de alguien que no logra alcanzar a una mujer, tal vez Julia Ducornau la usa con un propósito diferente.
Mucho antes de la escena del baile, la película abre en la infancia de Alexia. Va en el carro con su papá, quien la va regañando. En una distracción el padre provoca un choque.
En el hospital, a Alexia le implantan una placa de titanio. Cuando sale, abraza al auto.
Por medio de una elipsis vemos a Alexia adulta. De fondo la canción Doing it to death (está vez con una intención más clara al usarla) mientras empieza a bailar de manera sensual sobre un auto, y en la siguiente secuencia, fornica con ese auto.
Una imagen retadora ya que sobrepasa la idea de un fetiche sexual común. Lo grotesco de Titane (2021) comienza aquí porque es el momento de gestación que da pie a la pesadilla que padecerá Alexia ante este embarazo.
Ducornau, como lo hizo en su ópera primera Raw (2016) utiliza el body horror y lo fantástico para contarnos una historia acerca de la búsqueda de identidad y su relación con la institución familiar.
Alexia comete varios asesinatos, incluido el de sus padres (casualmente en un incendio). Se escapa y finge ser el hijo de Vincent, un bombero.
Él adopta a Alexia, con quien poco a poco van forjando un vínculo, parecido al de un padre y su hija, pero también como el amante, o bien pareja conyugal. En este proceso Vincent moldea el aspecto de Alexia cuando le hace crecer una barba, práctica más común en personas asumidas como hombres.
Al momento de alumbramiento Alexia muere. Vincet recibe a un bebé con una placa de titanio, lo abraza y termina la película.
Si bien la idea de una relación sexual con una máquina puede incomodar, el momento de estación del producto de esa relación sexual no vemos un elemento realmente grotesco. Su metáfora no es sutil, pero debajo de la violencia extrema y gráfica, culmina de manera más luminosa.
Titane sigue las formas ultraviolentas del extremismo francés. Imágenes parecidas a las creadas por sus compatriotas Claire Denis, Catherine Breillat, Léos Carax, o Gaspar Noé; y como en estos realizadores, la provocación es una de sus armas para captar nuestra atención, mientras debajo se cuece otra cosa.
Alexia encuentra una nueva identidad transformando su cuerpo. Primero con un corte de cabello, las vendas alrededor de sus pechos y finalmente dejarse el bigote. Después de conocer a Vicent la Alexia del principio no está allí.
No trates de buscar a la Alexia de la primera parte de la película, no está allí.
Sufre la llamada transformación personaje, pero no apela al clásico arrepentimiento o redención. Vemos esa transformación en sus estos, movimientos con el cuerpo y su acción. De una asesina serial termina resucitando a una persona.
Es entendible el rechazo a Titane. Catalogarla de morbosa o una tomada de pelo cuando la hegemonía cinematográfica dicta pensar de una manera lógica y cuadrada. Afortunadamente el jurado de Cannes la reconoció otorgándole el premio máximo de la competencia, lo que demuestra la importancia de este tipo de historias en nuestra sociedad actual que busca romper con moldes de identidad y comportamiento.*
Título original: Titane
Año: 2021
Duración: 108 min.
País: Francia Francia
Dirección: Julia Ducournau
Guion: Julia Ducournau
Música: Jim Williams
Fotografía: Ruben Impens
Reparto: Agathe Rousselle, Vincent Lindon, Garance Marillier, Myriem Akeddiou, Dominique Frot, Nathalie Boyer, Théo Hellermann, Mehdi Rahim-Silvioli, Anaïs Fabre, Lamine Cissokho, Céline Carrère, Mara Cisse.
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