Yo soy Sam. Todo lo que necesitas es amor.
Sam Dawson es una persona con discapacidad intelectual. Tiene 30 años de edad, pero la mentalidad de un niño de siete.
Es un amante de la música de Los Beatles. Un hombre amable, ordenado y dedicado a lo que hace. Actualmente es empleado en una cadena de cafeterías.
Se las ha ingeniado para vivir solo. Acompañado nada más de unos cuantos amigos de su misma condición. No había tenido familia hasta que ocurrió algo que cambió su vida.
Una tarde, salió apresurado del trabajo para acudir al hospital a presenciar el nacimiento de su hija, a quien llamó Lucy Diamond, en referencia a la canción Lucy in the sky with diamonds. La madre de su hija, una mujer indigente, los abandonó sin explicaciones instantes después del parto.
Así que Sam debió asumir el reto de convertirse en todo un padre de familia. Educar y formar a Lucy durante su infancia. Llevarla a la escuela, ayudarla con sus tareas, jugar con ella, contarle historias antes de dormir, y hasta pasear junto con sus amigos con un globo en la mano y por un paso peatonal al más puro estilo de la portada de Abbey Road.
Pero llegó el día del cumpleaños número ocho de Lucy, lo que implicaba ser un año mayor intelectualmente que su padre. En la escuela, le informaron a Sam que su hija había dejado de aprender de manera intencional porque no quería saber más que él. Incluso en un dibujo, ella se coloreó de un tamaño más grande, lo que derivó que esta situación fuera reportada al Departamento de Servicios a la Familia.
Por esos días, Sam había organizado una fiesta sorpresa de cumpleaños para Lucy pero todo se salió de control cuando tuvo un altercado con el padre de uno de los niños invitados. Lucy corrió asustada por la calle, Sam fue detenido por la policía, y la niña fue encontrada y custodiada por el Departamento de Servicios a la Familia. El asunto se fue a juicio. Si Sam la quería de vuelta, debía pelearla legalmente.
En audiencia, una juez le explicó a Sam que tenía que demostrar legalmente que tenía la capacidad de educar a su hija y que para ello el Estado podría asignarle un abogado. En tanto, las visitas para ver a Lucy quedaron determinadas a dos veces por semana. Sam no comprendió las razones.
Los amigos de Sam le aconsejaron que mejor buscara a la abogada con la mejor publicidad en los anuncios clasificados.
Así conoció a Rita Harrison. Una prestigiada abogada que ocupaba todo su tiempo en el trabajo y por ende convivía muy poco con su hijo. Un tanto malhumorada porque sabía que su esposo la engañaba y un tanto déspota con sus propias empleadas. Sam no sabía explicarle la situación, la desesperaba y en un principio, no quiso representarlo porque sabía que no podría pagarle, pero él fue perseverante e insistió. Con el fin de aparentar ante sus colegas que no era una abogada desalmada y ambiciosa, decidió representarlo de manera gratuita.
Sam fue llevado a juicio. Debía evitar que su hija fuera concedida a otra familia pero no entendía los protocolos de una audiencia. Era como llevar ante un juez a un niño de siete años. Se desesperaba y lloraba en el interrogatorio. Sólo gritaba que quería lo mejor para Lucy, porque desde su corazón, su hija merecía lo mejor.
En tanto Lucy insistía que no quería estar con otra familia, ella quería estar con su padre. La abogada ponderó ante el juez los deseos de la menor y las entrevistas de los conocidos de Sam. Rita Harrison se involucró en el caso como no lo había hecho nunca antes. Reconoció que el Estado quería quitarle la paternidad a una persona con discapacidad mental porque lo consideraba incapaz de educar a su hija.
A través de Sam, la abogada aprendió que las limitaciones, las deficiencias, y la discapacidad no siempre es de unos cuantos, sino que todos tenemos una vida difícil o momentos por los que luchar. Comenzó a valorar a las personas que la rodeaban y aprendió a pasar tiempo con su hijo.
Esta es la historia de Yo soy Sam, una película estadunidense del año 2001 dirigida por Jesse Nelson, con espléndidas actuaciones de Sean Penn y Michelle Pfeiffer, que marcó el debut en el cine de la entonces niña Dakota Fanning.
Un drama que llama a la reflexión sobre los derechos de la niñez, de la familia y de las personas con discapacidad como Sam, un personaje que muestra mucho sobre el amor, y nos hace preguntarnos si es en verdad todo lo que necesitamos.
Sam fue llevado a juicio. Debía evitar que su hija fuera concedida a otra familia pero no entendía los protocolos de una audiencia. Era como llevar ante un juez a un niño de siete años. Se desesperaba y lloraba en el interrogatorio. Sólo gritaba que quería lo mejor para Lucy, porque desde su corazón, su hija merecía lo mejor.
En tanto Lucy insistía que no quería estar con otra familia, ella quería estar con su padre. La abogada ponderó ante el juez los deseos de la menor y las entrevistas de los conocidos de Sam. Rita Harrison se involucró en el caso como no lo había hecho nunca antes. Reconoció que el Estado quería quitarle la paternidad a una persona con discapacidad mental porque lo consideraba incapaz de educar a su hija.
A través de Sam, la abogada aprendió que las limitaciones, las deficiencias, y la discapacidad no siempre es de unos cuantos, sino que todos tenemos una vida difícil o momentos por los que luchar. Comenzó a valorar a las personas que la rodeaban y aprendió a pasar tiempo con su hijo.
Esta es la historia de Yo soy Sam, una película estadunidense del año 2001 dirigida por Jesse Nelson, con espléndidas actuaciones de Sean Penn y Michelle Pfeiffer, que marcó el debut en el cine de la entonces niña Dakota Fanning.
Un drama que llama a la reflexión sobre los derechos de la niñez, de la familia y de las personas con discapacidad como Sam, un personaje que muestra mucho sobre el amor, y nos hace preguntarnos si es en verdad todo lo que necesitamos.
Título original: I Am Sam
Año: 2001
Duración: 132 min.
País: Estados Unidos Estados Unidos
Dirección: Jessie Nelson
Guion: Jessie Nelson, Kristine Johnson
Música: John Powell
Fotografía: Elliot Davis
Reparto: Sean Penn, Michelle Pfeiffer, Laura Dern, Dianne Wiest, Dakota Fanning, Joseph Rosenberg, Richard Schiff, Loretta Devine, Elle Fanning, Kathleen Robertson, Doug Hutchison, Mary Steenburgen, Rosalind Chao, Marin Hinkle*
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